CRONICA DE UN SUICIDIO ANUNCIADO

En la mañana del día viernes pasado, un vecino de San Miguel -que se desplazaba en silla de ruedas por sus dificultades motrices-, se dejo atropellar por un tren de la línea San Martín, en el paso a nivel de la calle Irigoin. 

Ese hombre, según nuestras fuentes, venía sufriendo profundos trastornos emocionales y ya había tenido conductas suicidas, que no fueron tomadas en cuenta para evitar este lamentable desenlace. 

Un par de días antes de quitarse la vida, más precisamente el miércoles 24 de octubre, este mismo hombre había querido suicidarse para lo cual prendió fuego su departamento -ubicado en el edificio de la calle Paunero 2081 esquina Güemes de San Miguel-. 

Ni el suicidio, ni el frustrado intento fueron reflejados por la prensa; por lo cual nuestras fuentes no son ni más ni menos que vecinos del lugar, quienes nos afirman -indignados- que podría haberse evitado esta muerte, ya que ese hombre -luego de incendiar su departamento, con él adentro- fue atendido en el Hospital Larcade, donde había sido llevado por los bomberos que intervinieron en ese hecho y lo rescataron de entre las llamas. 

Esos mismos vecinos aseguran asombrados que -poco tiempo después del incendio- vieron al hombre luego fallecido, queriendo ingresar a su departamento y como no pudo hacerlo se fue del lugar. En ese momento nuestros informantes dejaron de dar su versión y empezaron a plantear preguntas sin esperar contestaciones: ¿Cómo le dieron el alta en el Hospital? ¿No debería haber recibido ayuda psicológica? ¿Lo dejaron ir solo? ¿No debería haber sido retirado por un familiar? ¿Se escapó? ¿Puede una persona en silla de ruedas escaparse de un Hospital? 

Cualquier respuesta a esas cuestiones llegarían demasiado tarde, un día después de ser atendido en dicho nosocomio, ese hombre había elegido las ruedas del pesado tren para llevar adelante lo que el fuego no había podido…