Tras 48 horas de tensión, finalizaba un gobierno paupérrimo que sólo se mantuvo en el poder 740 días.
El 19 de diciembre de 2001, amanecía y los saqueos se adueñaban de distintos puntos del país; ante la falta de policías los comerciantes defendían sus negocios con armas de fuego, todo era caos...
Por la tarde/noche comienzan los primeros cacerolazos en Capital Federal.
Un par de horas después el ex Presidente dirige un mensaje al país y anuncia la firma del decreto que establece el Estado de sitio por 30 días.
Esta medida no frena la protesta y muchos comienzan a marchar a la Plaza de Mayo, al Congreso, y a la quinta presidencial.
Inmediatamente, en un intento de calmar los ánimos, renuncia el Ministro de Economía, Domingo Cavallo.
A las 02:30 hs. del 20 de diciembre se inicia una fuerte represión en la zona de la Plaza del Congreso.
Al mediodía de esa negra jornada, el autista De La Rúa pensaba que la situación se podía salvar. Afuera todo era batalla campal y se sumaban muertos en todo el país.
Pasadas las 18:00 hs. De La Rúa vuelve a hablar al país, para decir una pavada gigante: “Se está frente a una acción de grupos sin representación política".
Las centrales obreras anuncian un paro por tiempo indeterminado.
A las 19:30 hs., de ese día para el olvido, De La Rúa escribe de puño y letra su renuncia, que es llevada al Congreso por el ex secretario legal y técnico Virgilio Loiácono.
Minutos después llega el helicóptero a Casa de Gobierno, que llevó al ya ex Presidente a la Quinta de Olivos.
Por cielo huía De La Rúa, abajo quedaron 39 personas muertas…
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