Un par de publicaciones atrás pronosticábamos para la última sesión del Deliberativo sanmiguelino un clima espeso y enrarecido, como consecuencia de las acusaciones cruzadas que se vienen propinando entre el intendente del vecino partido de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino y el vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto, que lógicamente repercutirían en el recinto del HCD local.
Finalmente ese pronóstico fue absolutamente acertado y se vieron largos debates con resultados muy ajustados, casi todos ellos girando en el mencionado enfrentamiento del Jefe Comunal malvinense y el vice de Scioli.
Finalmente ese pronóstico fue absolutamente acertado y se vieron largos debates con resultados muy ajustados, casi todos ellos girando en el mencionado enfrentamiento del Jefe Comunal malvinense y el vice de Scioli.
A pesar que la totalidad de los temas llevados a debate eran meras declaraciones, las mismas dejaron ver algunas cuestiones que deberían servir como indicadores en caso que se repitan en futuras sesiones del HCD de San Miguel.
Si bien el oficialismo pudo imponer su mayor cantidad de manos en todas las votaciones, también demostró la falta ejercicio para sostener cualquier tipo de discusión, dado su evidente carencia de alfiles en el tablero de juego. Tanto es así que hacían agua en cada debate planteado desde el bloque Dignidad, que encabeza Aldo Rico, o desde los espacios unipersonales de Enrique Tronceda, Elvio Sosa o Polo Fuentes; la diferencia fue tal, que en más de una oportunidad los bloques no oficialistas parecían divertirse con la falta de argumentos de los joaquinistas y nos hacían recordar al baile visto en la reciente pelea entre “Maravilla” Martínez y Chávez Jr.
Pero en honor a la verdad y dado que goles son amores, debemos dejar en claro -que falta de recursos al margen- los oficialista lograron imponer todas sus propuestas de votación, aunque -en más de una ocasión-. con una desgastante cuota de sufrimiento, producto de sus propias incapacidades, como en aquel estrecho 12 a 11 con que se rechazó un repudio a las declaraciones de la cúpula K, en relación al reciente cacerolazo supuestamente auto convocado contra políticas kirchneristas.
Después de esto, el oficialismo deberá replantearse su estrategia deliberativa, ya que quedaron a la vista sus carencias para mantener cualquier debate, frente a una minoría opositora que se dio el gusto incluso de oír el silencio como respuesta a más de una de sus criticas contra el gobierno nacional y el vicegobernador Mariotto.
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