ALARMAS SI, LIBROS NO

Dijo Joaquín De La Torre al anunciar una inversión en seguridad para las escuelas del distrito: “solo nosotros podemos y queremos arreglar San Miguel.”, ¿Este es un mensaje totalitario? ¿Esos dichos son lo mismo que afirmar: Todos los demás son inútiles y quieren destruir San Miguel?”

MOMENTO DE LA FIRMA DEL CONVENIO DE SEGURIDAD
FOTO GENTILEZA DE MARINA LACOLLA (REVISTA TH)

En el día de ayer, en la Sociedad Italiana, el Intendente de San Miguel, Joaquín De La Torre, presentó un plan de seguridad para las escuelas públicas del distrito.

Para la primera etapa del programa se firmó un convenio con Prosegur, empresa que instalará en todos las escuelas públicas del distrito un botón antipánico y un sistema de alarmas conectado con el centro de monitoreo de Seguridad Municipal.

Estas medidas que fueron anunciadas con bombos y platillos, incluyen, según los propios dichos del Jefe comunal, una inversión futura de $ 3.000.000 para arreglar las escuelas.

Desde este blog apoyamos toda política preventiva contra el flagelo de la inseguridad. Pero estas medidas sueltas y efectistas, serian menos necesarias si atacamos uno de los principales males generadores de acciones delictivas: LA CORRUPCION.

Hace pocos días corría por las redes sociales una publicación del profesor Elías Aguirre, donde bajo el titulo “EN SAN MIGUEL: ¿DONDE ESTÁN LOS MILLONES?” (ver), el docente cuestionaba la ley de Presupuesto Nacional para el ejercicio fiscal 2013, ya que por primera vez el Estado Nacional coparticipaba fondos con los municipios en el marco de la “Ley Nacional de Financiamiento Educativo” y por lo cual la provincia de Buenos Aires debía enviar -en forma automática y diaria- una porción importante del Fondo Educativo.
Implementado este absurdo legal, los municipios pasaban a manejar partidas presupuestarias correspondientes a la jurisdicción provincial.

El mismo Aguirre advertía en su escrito que “los municipios no tienen ninguna responsabilidad ni funciones otorgadas en lo concerniente al sistema educativo, mas allá de las que voluntariamente asumen en la gestión de algunos jardines maternales, institutos de formación o escuelas de arte” y se preguntaba ¿En que utilizaran los Municipios esos fondos otorgados para financiar un servicio del que no son responsables exclusivos?

Asimismo el docente aseguraba que -según los datos difundidos por el Ministerio de Economía de la Provincia- San Miguel recibiría -en el ejercicio 2013- una cifra cercana a los16 millones de pesos; monto levemente superior a los fondos ejecutados por el Consejo Escolar local durante el año 2012.

En su argumentación Aguirre concluía “los municipios, sin obligaciones legales para intervenir en la gestión educativa, recibirán la misma cantidad de dinero, que instituciones con funciones claves y especificas en el ámbito diario de la educación como los Consejos Escolares”

La realidad le esta dando inmediatas respuestas al educador...

La reconocida frase peronista “Alpargatas si, libros no” fue tomada históricamente por los detractores de Perón para afirmar que el líder popular quería a “los negros” alejados del conocimiento y condenados a la ignorancia, pero esas palabras solo se quedaron en meras criticas, ya que las políticas educativas de Perón extendieron a todo el Pueblo los beneficios de la educación y la cuestionada frase, en definitiva, sintetizaba un orden de prioridades indiscutibles.

La realidad de hoy es otra, quizá los intendentes bonaerenses se han vistos beneficiados con fondos que reflejan cuestiones absolutamente políticas entre nación y provincia y pueden manejar ese dinero con total discrecionalidad y sin mecanismos de control, ya que versan sobre funciones de jurisdicción ajena a la órbita municipal.

Dotar a las escuelas públicas de botones antipánicos, podría ser una medida muy acertada en un contexto donde las demás prioridades educativas estuviesen plenamente cubiertas. Pero en la actualidad bonaerense, con legítimos reclamos salariales de los docentes, con establecimientos sin agua potable, con pozos negros tapados, con escuelas sin vidrios y con deficiencias edilicias alarmantes y notorias, parece mínimamente una delicatessen pensar en la instalación de alarmas -algo asi como creer que se puede combatir el hambre repartiendo vajillas de porcelana china-, máxime cuando las partidas asignadas adolecen de todo mecanismo de control de gasto y quedan indefectiblemente cubiertas de sospechas.

El “Alpargatas si, libros no” marcaba un indiscutible orden de precedencias…¿Que prioridades pueden estructurarse detrás de un “Alarmas si, libros no”?