24 DE MARZO: DEL HORROR A LA ESPERANZA:
Hace treinta y ocho años, el 24 de marzo de 1976, era derrocado el gobierno constitucional de Maria Estela Martínez de Perón; así la Junta Militar, integrada por los Comandantes en Jefe de la tres fuerzas armadas Jorge Rafael Videla -Ejercito-. Emilio Eduardo Massera -Armada-, y Orlando Ramón Agosti -Fuerza Aérea-, asumía la suma del poder publico e iniciaba el autodenominado y tristemente celebre Proceso de Reorganización Nacional.
Hace treinta y ocho años esa sangrienta dictadura se adueñaba de los destinos del país y abría las puertas de un infierno que marcaría para siempre nuestra historia.
Aquel 24 de marzo de 1976, quedara grabado en la memoria colectiva Nacional por haber producido una herida que no deja de sangrar, esa fecha se ha convertido en sinónimo de horror, muerte, injusticia, desesperanza, miseria, abuso, dolor , aunque ninguna de estas palabras, ni todas ellas en su conjunto, puedan llegar a explicar de manera exacta la acción de estos brutos cobardes.
¿Cómo explicar, por ejemplo, que se utilice el poder para privar a una persona de su vida, por el simple hecho de pensar diferente?
¿Qué palabras son suficientes, para narrar los atropellos vividos?
¿Cómo definir a estos estúpidos, que han secuestrado mujeres embarazadas, las han torturado, y una vez que dieron vida las mataron y al tesoro de su vientre lo negociaron?
Ninguna palabra alcanza, ninguna frase es suficiente para explicar el accionar de estos genocidas y analfabetos sociales, toda descripción será pequeña ante la gigantesca locura de estos diablos. Es imposible de explicar, porque sencillamente es inexplicable.
Las muertes, las torturas y las desapariciones fueron selectivas, el plan fue claramente erradicar a toda una dirigencia intermedia -trabajadora, política, social, empresarial, estudiantil, religiosa, del mundo de la cultura y de los intelectuales- con pensamiento Nacional y Popular. Nada fue casual, estos asesinos de cabotaje respondían a intereses imperialistas. Una Argentina industrial era una molestia, ese modelo había que cambiarlo por el de una Argentina empobrecida, endeudada, de mano de obra barata y mera proveedora de productos primarios al mercado internacional
Con las políticas del Ministro de económica José A. Martínez de Hoz, se implementó el plan que apuntó a cambiar el modelo de país. Nuestro perfil debía ser adecuado al sistema de acumulación financiera exigido desde el norte; achicamiento del Estado, desindustrializacion, miseria, endeudamiento, pobreza, desempleo, desigualdad y exclusión social, eran el escenario ideal para fortalecer las pretensiones del imperio, para -de esta forma- mantener y aumentar sus privilegios sobre las economías Latinoamericanas.
Sin embargo, pensar al 24 de marzo solo como la cristalización máxima del horror, no debe ser el legado que quienes entregaron sus vidas han querido transmitir. Nuestros muertos no son mártires, son héroes; y la sangre derramada por ellos debe servir para fortalecer un pensamiento Nacional y Popular. Sus entregas deben ser constituyentes de un nuevo pacto social en busca de una sociedad transparente, con amplio margen de participación y debate, donde el bien común deje de ser solo declamativo e ilusorio. En definitiva el 24 de marzo debe ser el pilar que permita construir y forjar una Argentina: JUSTA, LIBRE Y SOBERANA.
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