Tempranamente
la vida les jugó una mala pasada. Un accidente automovilístico les arrebató a hombres
que aman.
Como si
la muerte fuese poco dolor, ellas debieron aumentar su sufrimiento hasta límites inimaginables;
tanto es así que -a casi un año y medio de la irreparable pérdida-, no han
podido sepultar a sus muertos y tuvieron que ser testigos de la descomposición de
los cuerpos de sus seres amados tirados en un galpón, por alguna bestia que hoy
defiende la corporación política.
Ellas,
lejos de atrincherarse en el dolor y el miedo, alzan su voz y claman por
justicia; ellas se enfrentan a las adversidades, a las complicidades de las autoridades
indiferentes al sufrimiento ajeno y al círculo de incapaces que hizo realidad la peor pesadilla de sus vidas.
Ellas
no fueron ni siquiera invitadas, a ninguno de los tantos eventos que se
realizaron en San Miguel por el Día de la Mujer.
Nuestros
mayores respetos a las grandes olvidadas del día en que se declama la igualdad
de géneros. Nuestro mayor respeto a las vecinas Graciela Weschenfeller y Valeria Piloni, madre de Gastón
Arias y viuda de Máximo Taborda respectivamente, dos de los cinco rugbiers
fallecidos en rutas misioneras, que enlutecieron a una sociedad que parece
tener poca memoria.
Hacemos
extensivo este saludo a todas las mujeres de la familia de -otro de los
fallecidos en ese accidente- Mariano Falcón; quienes han padecido las mismas
atrocidades y tampoco han dejado de exigir justicia.
1 comentario:
lo más importante es que "ellas no olvidan" y lucharán hasta las últimas consecuencias...Mucha fuerza y mucha paz...
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