Su nombre es Francisco, pero nadie lo llama de esa manera porque él prefiere que le digan Franco, posiblemente este tétrico sujeto eligió ese apodo sabiéndose carente de toda franqueza y como para darle una falsa luminosidad al tenebroso mundo que lo rodea.
Este hombre que se hace llamar Franco es un gran simulador y especulador, un tipo sin escrúpulos que desconfía hasta de su propia sombra. Una persona sin amigos y al que si alguien lo sigue lo hace solamente pensando en que tal vez se le caiga alguna moneda de sus roñosos bolsillos; así ni siquiera tiene compañeros de ruta, tan solo lo asedian carroñeros chupamedias, que él ve como esclavos y a quienes se cree con derecho a manipular.
La franqueza de Franco solamente se visualiza en su embustero seudónimo.
El Estado y distintos gobiernos le han generado muy buenos dividendos, que potencian al maximo sus avaricias, porque esa montaña de billetes solo alcanza para saciar su sed de acumulación material; pero es insuficiente para disimular sus complejos y mucho menos sirve como paliativo de su anorexia espiritual
En definitiva Francisco, el hombre que se hace llamar Franco, el fulano del monedero gordo y el alma flaca, es un rico de pobreza extrema.
PARA DESENMASCARAR A ESTE MISERABLE
QUE SE HACE LLAMAR FRANCO
1 comentario:
que jugada la suya .....hay mucha diferencia amigo ruben ......
Publicar un comentario