miércoles, 6 de marzo de 2013

EN SAN MIGUEL LOS LINEAMIENTOS DE PERON PARECEN ILUSORIOS

En publicaciones anteriores hemos tratado la diferencia entre la conducción política y la manipulación. También hicimos un repaso muy breve, sobre los componentes de la conducción, según la explicación de Juan Domingo Perón; recordemos ahora que en ese punto, el líder popular distingue tres elementos 1) El conductor, 2) Los auxiliares que le dan marco a la conducción y 3) La masa conducida; distinción que aquí llamaremos triangulo de la conducción. 
Ahora trataremos de llevar ese marco teórico a la actualidad de San Miguel, para analizar como implementan este triangulo de la conducción las tres principales fuerzas políticas dentro de sus respectivas organizaciones, es decir vamos a tratar de explicar la relación conductor/conducidos dentro de los espacios que encabezan Joaquín De La Torre, Aldo Rico y Franco La Porta. 
Previamente debemos recordar que las tres fuerzas se encolumnan dentro del Peronismo, por lo tanto cada una de ellas debería respetar al máximo la estructura tripartita de la conducción política. 
No es intención de ese artículo realizar ninguna valoración directa sobre la figura de cada “conductor”, sino desarrollar un análisis sucinto de como se articulan los componentes de dicho triangulo en cada organización. 
Ahora sí, hechas estas aclaraciones, y a manera de introducción, podemos afirmar que: delatorrismo, riquismo y laportismo, comparten la ausencia absoluta del segundo elemento de la conducción; ya que ninguna de esas tres expresiones políticas cuenta con auxiliares que puedan ser considerados cuadros. 
Dentro del oficialismo la ausencia de cuadros es disimulada con un equipo de gestión de gobierno que en nada comparte los principios peronistas; mas aun las raíces oligárquicas de los auxiliares del intendente repercuten de manera directa y negativa sobre la masa conducida, a la que ellos en la intimidad denominan “negros” y a la que según su visión neoliberal deben contener, pero nunca incluir. 
Por el lado del riquismo las cosas no están mejor, posiblemente la voz de mando de Aldo Rico intimide a sus auxiliares, hasta el punto tal de hacerlos desaparecer funcionalmente, hecho que hace que el “conductor” llegue sin el encuadre debido a relacionarse con la masa conducida. Soledad que hace sentir a las bases obligatoriedades donde tendría que haber seducciones, por tal muchas veces esa autoridad pasa a verse como autoritarismo. 
Por su parte el laportismo parece empecinado en estructurarse sin cuadros políticos, por lo tanto sale a ganar la calle sin un diseño adecuado y con ejecutores que se repiten en la intrascendencia de convocatorias estériles y sin objetivos claramente definidos, hecho que desgasta a las bases y hace cada vez más difícil el poder de convocatoria de esa línea. 
En síntesis: La ausencia de cuadros hace que cada uno de estos espacios adolezca de la estructuración organizativa adecuada -o al menos las que nos ha enseñado el Peronismo- y por consiguiente que la división funcional sea inexistente. 
Debido a lo dicho en cada una de esas líneas prima el individualismo de quien encabeza el espacio y en reemplazo de cuadros -como puente a las bases-, se han puesto actores ajenos a los intereses populares, temerosos subordinados o huérfanos de ideas, según el caso. 

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