jueves, 19 de julio de 2012

“LA AMBICIÓN ES LA MADRE DE LA POBREZA”

Hoy prefiero escribir en singular para explicar una situación que me llamo la atención. Hace unos días participaba de un debate político, quizá sirviendo como “moderador”, entre dos sectores internos de un mismo espacio. 
Unos y otros -a su turno-, hablaban a favor o en contra que uno de esos grupos internos ya este lanzando la candidatura de uno de sus miembros. 
El debate se empantanaba en un absurdo diálogo de sordos, entonces pedí la palabra y les dije que no veía peronismo en la discusión, que era un debate de liberales porque se anteponían las prioridades de una de nuestras verdades al discutir nombres antes que proyectos, espacios personales antes que política; también les dije que esa mezquindad no servía para el crecimiento y que esta prioridad invertida solo llevaría al fracaso de cualquier espacio que se crea peronista. 
Unos -a los que les convenían mis palabras- me daban la razón, los otros -aquellos que querían imponer un nombre antes que cualquier proyecto- me refutaron con argumentos débiles y disparatados: ¡El peronismo es pragmático! (¿y?), ¡Todos tienen derecho a manifestar sus ambiciones!, este último punto hizo que nuevamente hiciese uso de la palabra para dejar en claro que otra vez veía individualismo liberal donde debería verse peronismo: “respeto las aspiraciones de todos y las ambiciones de nadie”, dije, otra vez una catarata de burradas venían como respuesta: “Ambición y aspiración son lo mismo” 
Entonces voy a interrumpir el relato y a dedicarme a desemparejar los términos “ambición” y ”aspiración”; ya que entre ellos existe una importante diferencia, tan sutil y delgada como un hilo, pero del grosor de una morcilla. 
La aspiración que es comandada por el alma es una expresión peronista, en cambio, el ego comanda en la ambición y puede ser muy bien usada por los retrógrados individualistas de derecha. 
La aspiración es dar, compartir, colaborar; ambición es acaparar, demandar insaciablemente para beneficio personal, donde es válida la competencia sin lealtad y el sometimiento de los otros. 
La aspiración es altruista, la ambición es mezquina; una ennoblece y te ilumina, la otra te degrada y oscurece; la ambición tiene raíces materiales, la aspiración se cimienta en lo espiritual. 
Al hablar de aspiración, hablamos de integrarnos en un camino colectivo donde prime el interés social; en cambio la ambición no va más allá de un camino donde un solo interés es válido y legitimo: el del ambicioso. 
La aspiración es equilibrio y sensatez; la ambición todo lo contrario. Una es armonía, la otra desmesura. 
Los peronistas tenemos una verdad donde podemos legitimar nuestras aspiraciones: Primero la Patria, después el Movimiento y por último los Hombres, ese principio es inimaginable en la mente de un ambicioso, quien demuestra en su ceguero accionar que: Primero YO, después YO y por ultimo YO. 
No se apuren muchachos, háganle caso a los antiguos filósofos griegos todo llegara, pero: “a su medida y armoniosamente”.

3 comentarios:

CECILIA AGUIRRE dijo...

no te llaman más como moderador pero estuviste genial!!

sil sm dijo...

en conclusion el gobierno de san miguel no se encuadra dentro de la aspracion pero si dentro de la ambicion

Daniel Rodríguez dijo...

La nota de Ruben en términos ilustrativos no tiene desperdicio. Seguramente a algunos, "inconscientemente" no les va gustar. Posiblemente otros, estarán pensando que no habría mejor forma de graficarlo, pero que irremediablemente abriría nuevas heridas. Lo que en ningún caso pasará (como en todas las notas del Dr. Castejon)es que quede invisibilizada.Certezas mediante, sutilezas de por medio, el mensaje, para ambos, a sido inevitablemente receptado... Saludos.....

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