MUNICIPIO AL ROJO VIVO

En publicaciones anteriores explicábamos que el 2011 sanmiguelense, como año electoral de recambio ejecutivo, trajo consigo la activación de una gigante maquina publicitaria oficial y el despilfarro de fondos públicos desviados hacia meros fines electoralistas. 

Esa propaganda fue financiada gracias al desvió de fondos presupuestarios de tres suculentas cajas negras: 1) Gastos sobre Recursos Humanos, 2) Obra Pública y 3) La Basura. 

Cada millonario rubro no solo fue alimentando la voracidad del aparato marketinero oficial, sino que también sirvió para engordar los bolsillos de algún inescrupuloso. 

Luego de ese año de gastos desmedidos, la administración municipal debía limpiar el techo de manteca; para lo cual aplicó la lógica del ignorante político: Hacer proyecciones sobrevaluadas para ocultar el déficit en la supuesta abundancia; ello calculado números inflados a partir de un escenario estático, pensando que la dinámica social podría quedar congelada y enmarcada dentro de las emparchadas cuentas. 

Conforme a lo dicho y para redondear esta payasada, la gestión comunal 2012 se hizo con un presupuesto municipal cercano a los 900 millones de pesos. 

Al poco tiempo de este cálculo anual -y ante los anunciados recortes provinciales-, el ejecutivo local tuvo que aplicar un parche sobre otro parche y mandar al HCD un tarifazo de urgencia, que le demostraba a los expertos diseñadores de la economía municipal, que solo sus proyecciones eran estáticas y que era un absurdo pensar que las cuentas públicas podrían cerrarse en simples papeles sin prestar ninguna atención a los constantes cambios políticos. 

Líneas arriba decíamos que el presupuesto 2012 rozaba los 900 millones de pesos, cuando la realidad indica que la municipalidad de San Miguel genera recursos propios que con optimismo llegan al quince por ciento de ese espejismo numérico. 

Los mayores ingresos municipales devienen de dos grandes tasas: el viejo ABL y Seguridad e Higiene; el primero solo alcanza a cubrir los sueldos del personal estatal, el segundo es equivalente al gasto anual del inflado costo del servicio de recolección de residuos. 

En el apartado precedente hicimos referencia a las erogaciones de Personal y del negocio de la basura (Covelia, Panniza, CEAMSE y otras yerbas), casualmente dos de las tres cajas negras identificadas al inicio de este artículo. El tercer rincón para acolchonar dinero tampoco respondió a la ilógica de la estática aplicada; ya que la nación y la provincia no realizarán -en San Miguel- inversiones en obras públicas. 

Lo dinámico hizo trizas a lo estático y la administración del intendente De La Torre deberá salir a buscar algún golpe de efecto para disimular sus cuentas mal calculadas. 

La “Gestión Joaquín” tiene un menú de opciones efectistas y paliativas para aplicar, pero indefectiblemente en el futuro deberá trabajar sobre las verdaderas causas del desequilibrio económico, sincerando los números del personal, para salir del aparataje de ñoquis; a su vez debería municipalizarse la recolección de basura y la obra pública tendrá que dejar de ser tercerizada a empresas amigas del poder. A todo esto habría que sumarle un profundo cambio en la matriz tributaria, buscando ampliar el piso de contribuyentes del ex ABL; por otro lado -y al mismo tiempo- habría que corregir las asimetrías generadas por la regresiva Tasa de Seguridad e Higiene, ya que la misma está dirigida al consumo y repercute sobre la capacidad de ahorro de los vecinos. 

Al respecto de las medidas efectistas se estudian algunas en procura de liquidez urgente: una de ellas tiene que ver con la implementación de una moratoria amplia, la otra está relacionada con una posible manifestación en contra del CEAMSE para lograr algún beneficio extra de este basurero mayorista. 

Las cuentas están al rojo y la gestión del gobierno municipal se ahoga en sus incapacidades. Señores funcionarios desde aquí les hemos dado un abanico de soluciones, que quizá su miopía política no les permita ver. Igualmente -y a pesar de sus enojos- seguiremos diciendo nuestra verdad.