Covelia y el Gran Bonete: ¿Yo señor? ¡No señor!
Ricardo Depresbiteris, dueño de Covelia, dijo lo mismo que Moyano: "No tengo un carajo que ver con Moyano"
Depresbíteris se mueve siempre con su mano derecha, Carlos Vázquez, gerente de Relaciones Institucionales de la empresa. Al ser consultado por los balances anuales, saca una pila de papeles del escritorio de su despacho. Allí se ve el vertiginoso crecimiento de Covelia. Dice que las expectativas para este año es superar ampliamente lo obtenido hasta ahora. Se autodefine como “hiperquinético y muy laburante”. Si bien está furioso con Mauricio Macri porque va a pagar la recolección de basura “más cara del mundo”, dice admirar al padre, Franco, su modelo de empresario.
“Nosotros copiamos el modelo de Manliba, la diferencia es que compramos camiones nuevos, pagamos en fecha y cuidamos a los trabajadores.” En su oficina, nada ostentosa, tiene cuadros tirados y papeles por doquier. “¿Qué tiene de malo tener una Ferrari? ¿Cuál es el problema con tener un barco o vivir en Puerto Madero? Manejo una empresa que factura casi 50 millones por año. ¿Dónde quieren que viva? ¿Cómo quieren que viva?”
—Covelia comienza facturando $ 700 mil anuales y cerró 2010 con una ganancia de $ 48 millones. ¿Me explica cómo hizo?
—Y, trabajando y facturando. Ganando licitaciones y no como dicen algunos que nos dan a dedo, sino ganando las licitaciones, pasando por concejos deliberantes, aprobando con los intendentes, y que están todas comprobables. Es más, es lo que presentamos en el juzgado con todas las cosas que presentamos espontáneamente hace unos días. Con todos los contratos perfectamente pagados, hasta los impuestos de sellos.
—¿Y cómo pasó de un municipio a prestar servicio en trece?
—Con capacidad, con equipamiento, y bueno, con los trabajadores que por sobre todas las cosas son los que nos hicieron grandes a nosotros. Somos quienes somos por los trabajadores. Hoy, usted está hablando conmigo porque tenemos 3 mil trabajadores. Miren, yo les digo, miren los precios. Hace muy poco, en julio, tomamos el otro pedazo que teníamos de Cliba en Quilmes
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