Según SOS No a la tala en Bella Vista, un desarrollador inmobiliario comenzó con la "desforestación" de una zona conocida como El Bosque que ocupa 25 hectáreas de la localidad. Allí se levantará el emprendimiento Villa Flaubert. Hay quejas y reclamos de los vecinos.
La localidad de Bella Vista no es ajena al proceso de densificación poblacional en la región. Semanas atrás, se iniciaron las actividades de desmonte en un predio de unas 25 hectáreas ubicado sobre la calle Flaubert (entre San Martín y Santa Fe), pulmón verde conocido como “el bosque”.
La tala es llevada adelante por un desarrollador inmobiliario con estrechos vínculos con la administración del intendente Joaquín de la Torre. Esta cercanía llega al punto de compartir el mismo barrio privado como lugar de residencia: el nuevo emprendimiento denominado “Villa Flaubert”, que promete recompensar a sus nuevos propietarios con “frondosa y añeja arboleda”, queda justo frente al barrio “Chacra de Alcalá”, domicilio del jefe comunal massista.
Hasta el momento, las máquinas han avanzado unos doscientos metros hacia adentro desde el frente de Flaubert, y se han talado más de cien árboles (principalmente eucaliptus). Si bien aún queda por deforestar el resto del predio, el creciente malestar social ha detenido provisoriamente las obras.
Debido a esto, el último sábado de agosto, los vecinos realizaron una movilización frente al predio recientemente talado, con el objetivo de concientizar sobre la destrucción del patrimonio arbóreo del distrito y reclamar a la Municipalidad de San Miguel que cumpla su función de controlar la creciente problemática. La movilización fue una instancia propicia para recolectar firmas y adhesiones al proyecto “Bella Vista "Zona de protección y conservación ecológica".
Actualmente en San Miguel, la ordenanza 65/2005 es la norma vigente sobre la protección del arbolado, sancionada bajo la gestión del riquista Oscar Zilocchi. En su artículo cuarto, hace explícita el espíritu de preservar las especies ubicadas en propiedades privadas: exige que todo desarrollo o emprendimiento comercial presente, junto al correspondiente plano de obra, un plano en escala de las diversas plantas existentes en el loteo, su especie, el tamaño, y cuáles deberán sacrificarse. Asimismo, el artículo 6 prohíbe terminantemente en toda la jurisdicción de San Miguel la destrucción injustificada o indiscriminada de árboles y arbustos.
Existe la sospecha por parte de los vecinos de que al aprobar semejante deforestación en el predio de referencia, la Secretaría de Obras Públicas a cargo de Jaime Méndez Curutchet (posible delfín del joaquinismo para las elecciones del 2015), no habría velado por el cumplimiento de esta normativa, ni tampoco ejercido las correspondientes tareas de fiscalización posterior.
Los ecos del malestar vecinal no demoraron en llegar al Concejo Deliberante local. El pasado jueves 4 de septiembre, el Bloque Frente para la Victoria presentó un pedido de informe sobre la tala realizada en el predio. Entre los puntos solicitados al Ejecutivo, se requirió conocer si se había consultado a algún especialista en la materia y si se había estudiado algún plan alternativo para evitar la tala indiscriminada, entre otros puntos. Con mayoría oficialista, y argumentando “errores de forma” en la presentación, el HCD se justificó detrás de la supuesta ejecución de un obra hidráulica sobre el frente del lote, y archivó el pedido presentado en soledad por los dos concejales de la oposición.
Frente a esta situación, desde SOS gestionarán ante las autoridades municipales la posibilidad de auditar el citado plano de obra y de arbolado (en cumplimiento de la ordenanza 65/2005), para cotejar la información presentada en el pre-proyecto “Villa Flaubert” con la escenografía real del predio deforestado.
“Claramente la municipalidad no taló, sino que dio la aprobación para la mega tala. A mi entender es parte de la cadena de culpabilidades”, afirma Esteban Wood, vecino del lugar y uno de los referentes de SOS.
Mientras desde el Ejecutivo sanmiguelense intentan sosegar las aguas de una agenda política y social que creían controlada de cara al 2015, los vecinos bellavistenses pugnan por mantener vivos los valores de solidaridad, respeto y conservación del medio ambiente, frente a la presión del mercado inmobiliario y avance de la tala indiscriminada.
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